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martes, 10 de abril de 2012

¿intervención? si, gracias


¿Intervención? Si, gracias

Acabo de llegar de viaje de Londres. Da gusto pasear por un país donde la gente tiene claro lo que tiene que hacer y lo que quiere. Tienen un estado construido hace mucho tiempo y que no intentan reformar cada legislatura, tienen trabajo, educación de primer orden, horarios razonables y coherentes con la vida, y tienen claro que quieren disfrutar y divertirse.

Si para mantener su estado de felicidad tiene que quedarse fuera del euro, pues se quedan. Si tienen que hundir la economía de varios países para reventar la unión monetaria y demostrar que llevaban razón, pues lo hacen, al fin y al cabo, son piratas, antes de alta mar y ahora de las finanzas.

Llego a España y me vuelvo a encontrar a un país a medio hacer, donde lo que hoy es válido, mañana es delito, y viceversa, donde en vez de formar científicos o economistas, formamos hijos de la gran puta, corruptos, chupópteros, reyezuelos de taifas, y donde el ciudadano, es carnaza para pagar el festín de los abusos, de los que rigen y de sus camarillas.

Ahora resulta que el gobierno actual, que no ha bajado el nivel de estupidez del anterior, se dedica a hacer reformas por fascículos coleccionables: primero se avisa, después se adelanta algo, después se desmiente y finalmente te la meten doblada, eso sí, por el bien común, de la humanidad y de la biodiversidad de los atontaos.

Así pues y visto el panorama, el cuerpo me pide montar mi propia patria a lo capitán Nemo, ser libre el mar, autosuficiente, y de vez en cuando hundir algún barco de los hijos de la gran puta que habitan estas tierras, para quitarme algo de la mala baba, al menos “lo mas gordo” como dicen en mi tierra. Pero Verne no dio muchas pistas de cómo Nemo sacó la pasta para montarse el sumergible, así que varado quedo en mi dehesa de calamidades.

Personalmente, creo que lo mejor es dejarse hacer, el enfermo no mejora con las tisanas de los brujos de la tribu, así que dejemos hacer a los cirujanos alemanes y a los carroñeros ingleses, que participen del festín, que nos jodan vivos. España solo se ha reconocido a sí misma en esos momentos y por un corto período de tiempo, el dos de mayo, el asedio de Cádiz… dejémonos conquistar por los modernos Bonaparte y echémonos al monte, a vivir como los miserables que somos, y de vez en cuando bajemos al pueblo, a limpiar el sable y a abrir alguna barriga al perro invasor.

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